Cuando los rayos acarician las gotas de lluvia: siendo testigos de la poesía prismática de la naturaleza
Sobre los paisajes pintados con gotas de lluvia, se agita un brillo. Mientras los cielos derraman lágrimas de cristal, la tierra espera un verso vibrante. Luego, la canción de la luz del sol trasciende el gris con una palabra hipnótica y brillante: allí, el arco iris lírico de la naturaleza emerge mientras los cielos y la tierra se agitan.
Donde el aguacero forma una cortina de agua, los rayos atraviesan una claridad cristalina. A través de cada gota, las refracciones revelan un espectro que se arremolina cerca. Una floritura de rojo y luego naranja, su melodía mezclada se convierte en un poema luminoso que se extiende hasta donde se atraen los ojos ansiosos.
Con tonos en cascada de amarillo y verde, la naturaleza dibuja paisajes que cautivan el alma que parece. Su pincel hace remolinos de índigo y violeta, colores que se mezclan sin defecto, mientras nos detenemos asombrados por la poesía prismática que lo abarca todo.
Cada arco de color parece un secreto, los velos de la realidad se descorren nuevamente: nos recuerda la magnificencia que habita donde la vista percibe menos. Porque la naturaleza pinta placeres simples pero profundos, y cada arco iris permite vislumbrar el brillo que lo rodea.
Así, cuando la luz del sol toca su armonía sobre la lira de la gota de lluvia, he aquí los versos seráficos y espectrales que la naturaleza teje, que nos elevan más alto.